COVID-19 e inmunidad

abril 15, 2020

Reporte al 9-Abil-2020

Respuesta inmune innata contra SARS-CoV-2

Una vez iniciada la infección viral, el sistema inmune inicia dos tipos de respuestas para eliminar el virus, la innata y la adquirida. La respuesta inmune innata es muy temprana y tiene como principal objetivo impedir la replicación viral, por ejemplo, a través de la producción de interferones de tipo I, quimioquinas y citoquinas inflamatorias (como IL-6, IL-1β y TNF-α). Aunque la evidencia en contextos de infección con SARS-CoV-2 es aun escasa; una publicación (Zhou et al, Cell Host & Microbe in-press), reporta datos transcriptómicos y metatranscriptómicos de lavado bronquioalveolar de 8 pacientes infectados con SARS-CoV-2, revelando una muy elevada producción de quimioquinas (CXCL17, quimioatractante para macrófagos pulmonares), citoquinas (IL-1β, factor tradicional de inflamación) y genes con función antiviral en respuesta a interferones tipo I. Este articulo también muestra que en estos pacientes existe un reclutamiento de neutrófilos elevado (característico de neumonía viral), en estos pacientes. Estos datos son muy relevantes ya que evidencian una diferencia importante respecto a la infección por SARS-CoV del año 2002, caracterizada por no producir interferón de tipo I, probablemente incidiendo en la aumentada severidad de la enfermedad observada en esa epidemia. Paradójicamente, se ha reportado en pacientes con COVID-19 que una respuesta inmune innata descontrolada incidiría en la severidad del síndrome pulmonar. De hecho, recientemente se ha establecido que los niveles de IL-6 sanguíneos elevados representan un factor predictor de la falla respiratoria observada en pacientes críticos (Herold T, et al, medRxiv preprint 2020)

Respuesta inmune adquirida contra SARS-CoV-2

Como resultado de la activación de la respuesta inmune innata, se inicia la respuesta inmune adquirida, la cual típicamente toma unos días en aparecer (entre una y dos semanas), y tiene como finalidad eliminar a las células infectadas y los nuevos viriones, así como generar memoria inmunológica a largo plazo para protegernos ante reinfecciones futuras. Esta respuesta posee dos componentes principales: 1) la inmunidad celular, mediada por linfocitos T CD8+ y CD4+, los cuales contribuyen a la eliminación de las células infectadas y a mantener la respuesta inmune adquirida a distintos niveles, respectivamente; y 2) la inmunidad humoral, mediada por linfocitos B productores de anticuerpos, que permiten neutralizar y eliminar las partículas virales. Los esfuerzos actuales se enfocan en investigar estos dos tipos de respuestas. En cuanto a la respuesta celular, a pesar de que hay poca evidencia actualmente, se ha reportado la aparición de linfocitos T CD4+ y CD8+ activados en pacientes con COVID-19, lo que se ha asociado con una disminución de la carga viral en algunos casos (Xu Z, et al, Lancet Respir Med 2020; Thevarajan I. et al, Nat Med 2020). Otro estudio mostró la asociación entre la expansión de linfocitos T CD8+ en el pulmón y un mejor control de la enfermedad en un número limitado de pacientes (Liao M, et al, medRxiv preprint 2020) Con esta información aún no es posible concluir sobre la contribución precisa de los linfocitos T durante la infección con SARS-CoV-2, por lo que urgen estudios adicionales.

El foco de estudio principal se ha centrado en la respuesta humoral o de anticuerpos, ya que permite monitorear de manera relativamente simple la adquisición de memoria inmunológica en infecciones virales. La evidencia actual indica que la mayoría de los pacientes testeados son capaces de producir anticuerpos específicos contra SARS-CoV-2. La seroconversión, que corresponde a la aparición de anticuerpos en la sangre, se ha reportado que ocurre entre 1 y 2 semanas, lo cual es similar para las inmunoglobulinas de tipo IgM e IgG, los subtipos de anticuerpos más estudiados (Thevarajan I. et al, Nat Med 2020; Wölfel R. et al, Nature 2020; Ju B. et al, bioRxiv preprint 2020). La presencia de anticuerpos específicos es generalmente indicativa de su capacidad neutralizante y protectora contra distintos virus. Sin embargo, estos aspectos necesitan ser cuidadosamente en el caso de SARS-CoV-2. Para esto, es necesario ahondar en el estudio de los títulos y capacidad neutralizante de los anticuerpos generados, así como de la generación de linfocitos B de memoria específicos para el virus y los tipos de inmunoglobulina que producen.

Referencias

• Ju B. et al, 2020. bioRxiv preprint 2020 (doi: https://doi.org/10.1101/2020.03.21.990770)
• Herold T, et al, medRxiv preprint 2020 (doi: https://doi.org/10.1101/2020.04.01.20047381)
• Liao M, et al, medRxiv preprint 2020 (doi: https://doi.org/10.1101/2020.02.23.20026690)
• Thevarajan I. et al, Nat Med 2020
• Wölfel R. et al, Nature 2020
• Xu Z, et al Lancet Respir Med 2020; 8: 420–22
• Zheng M. et al, Cellular & Molecular Immunology 2020
• Zhou Z. et al, Cell Host & Microbe 2020

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